IVIC Biotecnología para tratar aguas contaminadas

En el Laboratorio de Ecología de Suelos, Ambiente y Agricultura del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), un dúo de investigadores venezolanos desarrolla un proyecto denominado ”Caracterización de residuos agroindustriales aguas abajo”, con el cual se han estudiado las propiedades químicas y físicas de las cápsulas de moringa, cuyas características permiten atrapar los metales pesados del agua.

“Estas cápsulas las hemos denominado ‘secuestradoras’ de metales pesados, y son completamente naturales. Así lo reveló el estudio que realizamos con la química Mirla Rodríguez. Los resultados arrojaron que, al ser molidas y procesadas las cápsulas de moringa, se pueden fabricar los biofiltros”, señaló Saúl Flores, jefe del laboratorio.

Explicó que el proyecto es financiado por el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit) y que, hasta la fecha, han probado con varios metales, como cadmio, mercurio, aluminio, hierro, manganeso y plomo. Es una técnica muy efectiva, porque el metal se adhiere a los biofiltros.

El fin último de este proyecto es que el agua —que, normalmente, sale por las tuberías— pueda ser tratada con estos biofiltros, que no solo sirven para atrapar metales; sino que se descubrió, a través de un estudio realizado en conjunto con Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo (Intevep), que también pueden atrapar, de las líneas de producción, el ácido sulfhídrico (H2S), un gas incoloro inflamable, de sabor algo dulce y olor desagradable; el cual, en altas concentraciones, puede ser venenoso.

Flores explicó que, muchas veces, los residuos terminan siendo beneficiosos en la recuperación de suelos y en la agricultura. De allí que las tusas y las conchas de yuca también tienen su utilidad.

“Descubrimos que las tusas sirven como sustrato para cultivo microbiológico de hongos que son utilizados en la agricultura, tal es el caso del Trichoderma. Normalmente, para cultivar este hongo se utiliza arroz, pero, si se muele la tusa rica en azúcares, se convierte en un polvo donde se pueden cultivar hongos, con mayor facilidad. De esta manera, se buscan alternativas en muchos de los productos que se desechan”.

“Este proyecto nace con la concepción de poder dar aplicación a muchos de los subproductos agroindustriales que, con frecuencia, terminan en el cesto de la basura. También se han realizado experimentos con cáscaras de naranja y de yuca, y el bagazo de la sábila. Con este último, diseñamos un biorremediador de suelos que puede ser muy beneficioso en la industria petrolera”, apuntó

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