Colombia: Campesinos protestan por aspersión con glifosato

Ante el anuncio del Gobierno Colombiano de iniciar la erradicación de cultivos de uso ilícito por medio de las aspersión terrestre de glifosato en Norte de Santander, la Asociación Campesina del Catatumbo anunció movilizaciones para mostrar su rechazo a la medida.

Holmer Pérez, directivo de la Asociación Campesina, afirmó que el anuncio “ha generado zozobra e incertidumbre nuevamente en las comunidades. Es una política violenta volver a fumigar con glifosato”. 

El representante de los campesinos pidió al Gobierno Nacional el cumplimiento del Acuerdo de Paz y agregó que “el gobierno no ha cumplido lo que tiene que ver con el punto 1 de la Reforma Rural Integral que va ligado con el punto 4, que tiene que ver con el fin de las drogas ilícitas”. 

“Es mejor replantear la política (de aspersión terrestre) y que se aplique la sustitución concertada con las comunidades”, fue la petición de Pérez y de toda la comunidad rural.

Además, hizo un llamado para que se cumpla el Derecho Internacional Humanitario y se ponga en práctica “lo que en el Catatumbo hemos denominado, a través de la Mesa Humanitaria, los Mínimos humanitarios y construcción de paz, para que se mitigue la confrontación armada y no se involucre a la población civil”.  

Con más de 41 mil hectáreas cultivadas con mata de coca, según estadísticas de medición de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito -UNODC-, el Catatumbo es una de las regiones con más siembra de cultivos de uso ilícito en el país, ubicados especialmente en el municipio de Tibú.

CULTIVOS DE COCA Y USO DEL GLIFOSATO EN COLOMBIA

Colombia fumiga cultivos ilícitos con glifosato desde 1984 y a pesar de esto la presencia de coca ha sido constante demostrando la inutilidad de este método. El debate sobre el uso de este agroquímico tiene al menos tres aristas: la salud, el medio ambiente y su efectividad para reducir los cultivos ilícitos, esta última puesta en duda por varios expertos.

Para el Gobierno, la aspersión es la vía más rápida de derrotar la siembra de coca, pero las cifras indican que no existe una correlación de efectividad. El 2007 fue uno de los años de mayor fumigación, y a pesar de esto, las hectáreas llegaron a 150 mil. En 2018, el país llegó a la cifra de 171.000 hectáreas, según la UNODC. Todavía hoy Colombia es el primer productor de coca del mundo.

El presidente colombiano, Iván Duque, apostó por la erradicación forzada en un contexto en el que Colombia llegó al máximo histórico de hectáreas cultivadas de coca en 2018 -año de su posesión- y con la presión política de Estados Unidos por abordar militarmente el problema. En su momento el expresidente Trump llegó a amenazar con «desertificar Colombia».

POSIBLES DESPLAZAMIENTOS CAMPESINOS

El alcalde de Hacarí, en la región del Catatumbo (Norte de Santander) Deivy Bayona expresó su temor de que con el inicio de la fumigación terrestre se produzca un eventual desplazamiento de la comunidad campesina. “Lo que viene es que, a la hora de llevarse a cabo la fumigación terrestre, pues el campesino no va a permitir que le vayan a fumigar lo que les está dando el sustento para su familia. Pero también hay terceros que tienen intereses ahí y cuando las cosas se salgan de las manos, el campesino no se va a quedar ahí en el medio, lo que va a hacer es desplazarse y dejar la tierra botada”.

EL PROGRAMA DE SUSTITUCIÓN DE CULTIVOS: PNIS, UN ACUERDO QUE NO SE CUMPLE

En 2019 las familias campesinas erradicaron voluntariamente 40.000 Hectareas de cultivos ilicitos gracias a los programas de sustitución que contempla el acuerdo de paz firmado en 2016 entre la extinta guerrilla de las FARC y el Gobierno de Juan Manuel Santos. De igual forma, unas 130.000 familias se habian acogido al Programa Nacional de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS) planteado en el acuerdo de paz como alternativa a la erradicación.

El PNIS busca llevar a los territorios proyectos productivos y rutas de comercialización para no necesitar de la hoja de coca. Ese programa contempla una primera fase con pagos para sustentar a las familias mientras erradicaban los cultivos ilícitos y un proceso a largo plazo de apoyo técnico y financiero para reemplazarlos por otro tipo de cultivos de los que vivir.

Son más de 230.000 familias campesinas e indígenas las que dependen del cultivo de coca como principal medio de sustento económico. Las organizaciones civiles denuncian un abandono institucional del PNIS, mientras alertan de la amenaza inminente de que se retomen las aspersiones con glifosato.

La Reforma Agraria en Colombia sigue siendo el camino sostenible para la sustitución de cultivos ilícitos que permitan una opción de vida y paz al campesinado. Pero hasta ahora la aspersión de venenos, el desplazamiento de la población campesina y la perpetuación de la violencia sigue siendo la carta a la que juega el Gobierno colombiano. Mientras tanto, la arista más determinante del problema sigue siendo la intensa demanda de narcóticos por parte de los Estados Unidos: El principal consumidor de cocaína del mundo. Y los pobres siguen siendo el eslabón más débil y a quien le ha tocado pagar la cuenta.

(Con información de Radio Nacional Colombia, Asociacion de Campesinos del Catatumbo y Ecoradiosur)

6 Febrero 2021

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