Día de la Pachamama

El 1ero de Agosto celebramos el día de la Pachamama en reconocimiento a las bondades de la Gran Madre Tierra que cobija nuestra existencia y nos ofrece sus frutos. La filosofía de la Pachamama transmite un mensaje de comuniónsostenibilidad y respeto por el medio ambiente.

La veneración a la Pachamama es quizás la más antigua de la región andina sudamericana, hasta el punto que algunos autores la consideran anterior al culto a Inti, Dios Sol de los Incas.

«En tiempos de los incas el centro divino cambió trasladándose al Sol, y el culto a la Pachamama fue oscurecido y desplazado», rememora el historiador argentino Huaman Luis Alberto Reyes, en sus escritos doctorales sobre religiones indígenas americanas.

Pero, el culto a la Pachamama sobrevivió, porque «la dualidad inca permitía -dice- que lo alto y masculino tuviera su contraparte baja y femenina»; y además, porque «el culto oficial del Sol tenía un sentido elitista: correspondía propiamente a los hijos de Inti, no a los simples hombres del pueblo».

Según la mitología Inca, la pachamama es la encargada de brindar protección a los seres vivos, además de ser la precursora del desarrollo de la vida gracias a todos sus aportes como el alimento el agua, entre otros, es por ello que los Incas promovían los tributos a ella además de que cuidaban de ella. El principal culto a la pachamama es la denominada chaya, el cual se celebra el primero de agosto de cada año, pero su práctica se extiende durante todo el mes. Esta diosa además de ser la representación de la Tierra y la naturaleza en general, se considera que es un conjunto de ambas. Sus seguidores la consideran como una diosa que se encuentra en el día a día, con el cual puede hablar de forma directa y permanentemente, ya sea pidiéndole sustento o disculpándose por alguna falta cometida en contra de la tierra. 

«Pacha» es una expresión de las lenguas indígenas que define el universo, la tierra, el mundo y el tiempo. No es solo la tierra que pisamos y la naturaleza que podemos percibir, sino también el ciclo de vida que comprende. «Mama» significa Madre. Desde la antiguedad los pueblos indígenas celebran fiestas y rituales para honrar a la Madre Tierra y darle las gracias por todo lo que ofrece: los cultivos para comer, las plantas para preparar ungüentos y medicinas, los árboles para construir casa y herramientas…

Las celebraciones en honor a la Pachamama incluyen ofrendas de comida, objetos y flores para la diosa. En la antigüedad se sacrificaban llamas para pedir buenas cosechas para el año que empezaba (en algunos lugares sigue haciéndose hoy en día). Las comunidades indígenas de países como Bolivia, se vuelcan en la festividad: se organizan bailes cantos, se preparan platos tradicionales y se venden productos artesanales. El ritual que pervive a los largo de los siglos incluye cavar un hoyo donde se mete una olla de barro con comida, pan, espigas de choclo, una botella de chicha o aguardiente, tabaco, piedras, hojas de coca, hasta formar un montículo llamado «apacheta”, para fertilizar la tierra y pedir que jamás falte la cosecha. A este ofertorio se lo conoce como «Corpachada».

La figura de la Mama Pacha está representada por la anciana más vieja de la comunidad, que es la protagonista de la fiesta. Es una forma de reconocer el poder de las mujeres para engendrar vida y su importancia dentro de la tribu.

Vicenta Mamaní, teóloga aymara boliviana reflexiona: «Nuestros valores y sabidurías culturales y la fe de nuestras comunidades nos tienen que continuar alimentando y fortaleciendo; es importante seguir defendiendo nuestras tierras, el agua y toda la naturaleza, seguir creando y consolidando organizaciones propias… elaborando proyectos alternativos de desarrollo para las comunidades”.

El día de la Pachamama es propicio para volver sobre los valores que caracterizan a los pueblos originarios andinos, su honda espiritualidad, su sentido cotidiano de lo sagrado, las vivencias comunitarias y el respeto por el medio ambiente.

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